Con la obligatoriedad del uso de la mascarilla a causa del coronavirus, muchas personas están empezando a experimentar lo que se ha denominado “maskné”, acné asociado al uso de la mascarilla. Y no solo jóvenes, también adultos han notado que tienen más granitos en la cara a raíz de llevarla cubierta gran parte del día.
No obstante, el acné es una afección de la piel típica de jóvenes de entre 12 y 20 años. Es cierto que pueden tener acné también las personas adultas, pero se trata de una afección dermatológica muy asociada a la adolescencia, en parte debido a los cambios hormonales que se producen en esa etapa.
¿Qué lo provoca?
El acné es una enfermedad cutánea muy frecuente entre los jóvenes. Se trata de un proceso dermatológico que afecta tanto a hombres como mujeres y que consiste en una obstrucción de los poros de la piel (en los que se acumula grasa), lo que propicia la formación de granos (puntos blancos o negros, pápulas, pústulas, etc.).
Entre las causas del acné, destacan factores como la obstrucción del folículo pilosebáceo, el aumento de la secreción sebácea (normalmente debido a factores hormonales) o un proceso inflamatorio desencadenado por una bacteria denominada Propionibacterium acnes.
El tratamiento debe ser individualizado. En algunos casos, será suficiente una correcta higiene de la piel, pero en otros, puede ser necesario consultar con el dermatólogo para seguir un tratamiento concreto, ya sea a base de fármacos o de productos especialmente formulados para combatir el problema.
El diagnóstico del acné se realiza a partir de las manifestaciones clínicas; es decir, observando las lesiones características: los granitos, los puntos negros, las pápulas (protuberancias eruptivas sin pus), las pústulas, los nódulos, los quistes y las cicatrices.
Se trata de lesiones que se localizan principalmente en la cara, aunque también es habitual que aparezcan en el pecho, en la espalda y en los hombros.
Según su gravedad, tal y como explica el Colegio de Farmacéuticos de Lleida, los dermatólogos distinguen entre:
- Acné de grado I: poros abiertos y cerrados, con presencia de alguna pápula.
- Acné de grado II: es moderado si existen pápulas y alguna pústula. Si hay muchas pústulas, se considera un caso grave de grado II.
- Acné de grado III: la piel presenta pápulas, pústulas, nódulos, quistes, abscesos e incluso cicatrices.
¿Necesito un tratamiento especial?
Cuando el acné supone un problema para la persona que lo padece, si las lesiones no remiten solas con el paso del tiempo o si estas son cada vez más numerosas y graves, lo ideal es pedir cita con el dermatólogo para que valore nuestro caso.
En función de la gravedad del acné, el médico establecerá un tratamiento u otro. Éste será siempre individualizado y controlado por un especialista.
- Tratamiento tópico: Los fármacos comedolíticos y queratolíticos actúan sobre los primeros signos del acné. Se suelen emplear al principio del tratamiento, especialmente en los casos de grado I, o junto con la administración de antibióticos en casos de acné más graves. El dermatólogo suele prescribir este tipo de fármacos para prevenir la aparición de nuevos granos. Por otra parte, existen los antibióticos tópicos (como la eritromicina y la clindamicina), que actúan sobre las pápulas y las pústulas y resultan indicados para los casos de acné de grado II. En las pieles grasas se recomienda aplicar tratamientos con excipientes alcohólicos, hidroalcohólicos o geles; mientras que en pieles secas y sensibles se aconsejan las emulsiones con un ligero contenido graso.
- Antibióticos sistémicos: Se trata de fármacos como la doxicilina, la eritromicina, la josamina o la dietilmidecamicina. Están indicados para el acné de grado II que no responde al tratamiento con antibióticos tópicos. Cuando las lesiones inflamatorias han mejorado se puede interrumpir su administración, manteniendo la aplicación tópica de comedolíticos y queratolíticos.
- Tratamiento hormonal: Se utilizan sustancias antiandrógenas para reducir la producción de grasa en el folículo pilosebáceo. Los dermatólogos lo aconsejan en casos de acné de grado II y en mujeres con hirsutismo, seborrea excesiva, alteraciones menstruales y ovarios poliquísticos. Es un tratamiento de larga duración (mínimo un año). Para tratar el acné de grado III se suele recomendar la isotretinoina oral, un derivado de la vitamina A, aunque es un medicamento fotosensible, con muchos efectos adversos.
¿Tienes acné? Sigue estas recomendaciones
La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), recoge algunos consejos para prevenir y tratar los problemas de acné:
- La higiene facial es esencial. Los expertos aconsejan lavarse la cara dos veces al día con jabones suaves o productos específicos para pieles con acné. La aplicación y el posterior enjuague del jabón deben realizarse con suavidad. Al secar la piel se debe ir con cuidado, evitando frotar las lesiones.
- Las lesiones (granos, puntos negros, pústulas…) no deben ser manipuladas. De lo contrario, es posible que se agraven, enrojezcan, duren más tiempo y provoquen la aparición de cicatrices.
- Las personas con el pelo largo deben intentar que no cubra la cara, sobre todo si el cabello tiene tendencia grasa.
- Los medicamentos que se aplican sobre la piel pueden producir, en un primer momento, irritación, ardor o enrojecimiento. Sin embargo, se debe seguir con el tratamiento a no ser que el médico indique lo contrario.
- Hay que ser paciente y constante. El tratamiento para el acné puede tardar varias semanas en mostrar los primeros resultados. Asimismo, es posible que se necesite un tratamiento posterior, a modo de prevención de recaídas.
Falsos mitos sobre el acné
Para combatir el acné debes tener en cuenta estas informaciones.
- Bronceado: Hay quien dice que broncearse elimina el acné. Es falso, lo único que se consigue es enmascarar los granitos y ocasionar sequedad e irritación, lo que termina agravando el problema. Lo ideal es tomar el sol con protección y utilizar un producto que no sea graso.
- Comer chocolate o queso: Comer chocolate o productos muy grasos hace que salga acné. Es una creencia muy extendida, pero lo cierto es que no existen estudios contrastados que defiendan esta teoría. En cualquier caso, lo que está claro es que es recomendable seguir una dieta saludable, rica en vitaminas y minerales y baja en grasas saturadas, y beber suficiente agua.
- Lavarse la cara a menudo: Hay quien sostiene que lavarse la cara frecuentemente puede ayudar a mitigar el acné, pero un exceso de higiene puede provocar sequedad e irritación.
- Usar maquillaje: Maquillarse a diario no tiene por qué ser un problema para las personas que tienen acné. Basta con utilizar productos en los que se indique que son adecuados para pieles con acné. En las etiquetas de estos productos suelen aparecer expresiones como: “libres de aceites”, “no produce acné” o “no comedogénico”. Existen bases de maquillaje que no bloquean los poros e incluso se comercializan productos que incorporan en su composición ácido acetilsalicílico y otras sustancias indicadas para tratar estos problemas.