
Estas son las causas y síntomas de la dermatitis atópica, una enfermedad crónica de la piel que provoca picor y brotes, afectando la calidad de vida, pero que puede controlarse con cuidados adecuados.
Cada 14 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Dermatitis Atópica, una fecha dedicada a generar conciencia sobre esta afección cutánea que afecta a millones de personas. Más que una simple molestia se trata de una enfermedad que afecta a la calidad de vida de quienes la padecen.
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que se caracteriza por un funcionamiento deficiente de la barrera cutánea. Esto provoca que la piel sea más vulnerable a los agentes del entorno, lo que desencadena una respuesta inmunológica exagerada.
Se trata de una enfermedad fluctuante, con periodos de remisión y brotes. El síntoma más característico es el prurito o picor intenso y puede ser tan severo que interfiere con el sueño. El rascado incontrolable llega a ser un ciclo vicioso conocido como el ciclo picor-rascado, que daña aún más la barrera cutánea y empeora la enfermedad.
Otros síntomas comunes incluyen:
El impacto de estos síntomas va mucho más allá de lo físico. La apariencia de los eccemas y el picor constante pueden causar ansiedad y baja autoestima.
Aunque la causa exacta no está clara, los científicos creen que puede ser una combinación de factores genéticos e inmunológicos. Es muy común en niños, aunque también puede presentarse en adultos. A menudo, está asociada a otras condiciones como el asma o la rinitis alérgica.

Lo que se sabe con certeza es que hay factores externos que desencadenan y empeoran los brotes. Los más comunes son:
El manejo de la dermatitis atópica requiere una rutina de cuidado de la piel constante. Si bien el tratamiento médico es crucial, los siguientes consejos diarios pueden marcar una gran diferencia:
1. Hidratación: Aplica cremas hidratantes específicas para pieles atópicas al menos dos veces al día, y siempre después de la ducha, cuando la piel aún está húmeda. Esto ayuda a restaurar la barrera cutánea y sellar la humedad.
2. Limpieza suave y breve:
3. Controla el picor: El rascado lo empeora todo. Mantén las uñas cortas para minimizar el daño. Si el picor es insoportable, aplica una compresa fría en la zona y consulta con tu médico el uso de medicación.
4. Ropa adecuada: Opta siempre por tejidos como algodón y prendas holgadas. Evita los tejidos sintéticos y la lana.
5. Identifica los desencadenantes: Presta atención a los factores que parecen empeorar tus síntomas, como ciertos alimentos o alérgenos o situaciones de estrés que puedan desencadenar brotes.
6. El sol y el clima: La exposición moderada al sol puede ser beneficiosa, pero usa siempre un protector solar mineral SPF50+. En invierno, usa humidificadores para combatir el aire seco.
7. Ayuda profesional: Un diagnóstico y tratamiento adecuados son esenciales para controlar la enfermedad y prevenir brotes. Se requiere seguimiento médico.
8. Busca apoyo: Únete a grupos de apoyo o busca la ayuda de un psicólogo. Hablar con otras personas que entienden tu situación puede ser de gran ayuda.
La dermatitis atópica es una enfermedad crónica, pero con una rutina de cuidado de la piel constante se pueden controlar los síntomas.
Cuando hace falta tratamiento médico, se acostumbra a aplicar cremas con cortisona, durante unos días. En casos de mala evolución, pueden ser necesarios otros tratamientos específicos.
El Día Mundial de la Dermatitis Atópica es un recordatorio de que esta condición es real y merece una atención adecuada.
