El cáncer de mama es el tumor más frecuente en las mujeres occidentales, y su incidencia va en aumento en el mundo. No obstante, los programas de detección precoz y los avances en los tratamientos oncológicos han permitido que aumente notablemente el número de personas que superan esta enfermedad.
El cáncer de mama es un proceso oncológico en el que las células sanas de la glándula mamaria se degeneran y se transforman en tumorales. “Cuando las células tumorales proceden del tejido glandular de la mama y tienen capacidad de invadir los tejidos sanos de alrededor y de alcanzar órganos alejados e implantarse en ellos, hablamos de cáncer de mama”, explica la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).
Según la SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica), en España se diagnostican cada año alrededor de 33.000 nuevos casos, suponiendo la primera causa de mortalidad por cáncer en mujeres. La incidencia de esta enfermedad va en aumento, debido probablemente al envejecimiento de la población y a un diagnóstico más precoz. Las estadísticas indican que en España 1 de cada 8 mujeres padecerá esta enfermedad a lo largo de su vida, según la AECC.
La noticia esperanzadora es que la tasa de mortalidad que se produce en nuestro país es una de las más bajas de toda la Unión Europea y que la supervivencia por cáncer de mama ha mejorado mucho en los últimos 20 años. El diagnóstico precoz sigue siendo la piedra angular del control del cáncer de mama y los avances científicos elevan las posibilidades de curación.
¿Qué causa la aparición del cáncer de mama?
Existen diferentes factores que pueden intervenir en la aparición del cáncer de mama.
Tener antecedentes familiares de cáncer de mama multiplica el riesgo de padecer la enfermedad por dos o por tres, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este organismo también explica la diferente incidencia del cáncer de mama en los países desarrollados y los países en desarrollo, en parte, por los efectos de la alimentación, unidos a la mayor edad del primer embarazo, el menor número de partos y el acortamiento de la lactancia. También la menstruación precoz, la menopausia tardía, el tabaquismo o el estrés elevan el riesgo.
La importancia del diagnóstico precoz
Las posibilidades de curación de los cánceres de mama que se detectan en su etapa inicial son muy elevadas, casi del 100%. Por ello, es importante seguir una serie de recomendaciones:
- Autoexplorar los senos una vez al mes. Se trata de comprobar que todo está como siempre, sin anomalías. Hay que consultar con el médico en caso de notar cualquier alteración de la mama: cambios de tamaño, aparición de un nódulo en el pecho o en la axila, dolor al palpar el pecho, alteración en la piel o en el pezón, etc.
- Realízate controles periódicos. La mamografía es una prueba diagnóstica que presenta una elevada seguridad y un bajo riesgo, y es la técnica más eficaz para detectar anomalías que no sean palpables. El objetivo del denominado cribado es detectar de forma precoz lesiones que pueden aparecer en la mama, en ocasiones incluso en fases premalignas, cuando la paciente no presenta síntomas. Durante la edad de mayor riesgo, entre los 45 y los 69 años, se deben realizar cada 1-2 años.
También la ecografía mamaria se emplea para detectar el cáncer. Es una técnica de imagen a partir de ultrasonidos que suele emplearse generalmente de forma complementaria a la mamografía y que permite estudiar nódulos o tumores tanto en senos como axilas.
- Sigue un estilo de vida saludable. Realizar ejercicio físico frecuentemente y seguir una dieta sana y equilibrada, rica en vitaminas y minerales, es esencial en la prevención del cáncer.
El tratamiento
Una vez que se ha confirmado el diagnóstico de cáncer de mama y se han realizado las pruebas para saber en qué fase está la enfermedad, hay que determinar cuál es el tratamiento más adecuado en cada caso, explica la AECC.
Los avances científicos han proporcionado nuevos datos sobre el cáncer, que se traducen en una mejora de los tratamientos, cada vez menos invasivos. Generalmente se suelen seguir tratamientos multidisciplinares, que pueden consistir en:
- Cirugía: Existen diferentes tipos de cirugía. La cirugía conservadora consiste en extirpar el tumor y parte del tejido mamario sano, dejando intacto el resto de la mama. Se complementa con un tratamiento de radioterapia, por si ha quedado algún posible resto de células malignas. La mastectomía, en cambio, consiste en extirpar toda la mama. También es frecuente la cirugía axilar para extirpar el ganglio centinela, el primer ganglio sobre el que drena el tumor de la mama. Si este ganglio está afectado, puede ser necesario extirpar el resto de ganglios axilares (linfadenectomía).
- Radioterapia: Tras una cirugía conservadora siempre se suele hacer tratamiento con radiaciones para reducir el riesgo de recidiva (reaparición del tumor). Sirve para destruir las células malignas que pudieran quedar, causando el menor daño posible a los tejidos sanos que rodean el tumor, como explica la AECC. El tratamiento es individualizado y se fracciona en sesiones y días. Suele durar entre dos y siete semanas, dependiendo de cada caso.
- Quimioterapia: Este tratamiento con fármacos por vía intravenosa se emplea para prevenir o tratar una posible metástasis (expansión de las células cancerosas a otras partes del organismo). En el cáncer de mama, la quimioterapia se administra tras la cirugía como tratamiento complementario; otras veces como primer tratamiento, para disminuir el tamaño del tumor, o en pacientes con cáncer avanzado. Se administra en forma de ciclos, alternando períodos de tratamiento con otros de descanso.
- Hormonoterapia: Algunos tumores que tienen receptores hormonales positivos pueden ser minimizados o incluso eliminados con hormonoterapia. Consiste en la administración de hormonas por vía oral que bloquean la acción de los estrógenos sobre las células tumorales.
- Terapia biológica: Existen algunos cánceres de mama en los que las células cancerosas tienen un número anormalmente elevado de la proteína HER2, relacionada con una mayor agresividad del tumor. Se han descubierto fármacos que anulan o inhiben la acción de esta proteína, mejorando el pronóstico de estos tumores.
Nuevas esperanzas
Recientemente, la investigadora tarraconense Judit Giró, ganadora del prestigioso premio internacional James Dyson Award 2020, ha inventado un detector de cáncer de mama llamado The Blue Box. En un futuro se espera que pueda favorecer la detección de la enfermedad en casa, de forma fiable y sin dolor. Consiste en introducir una muestra de orina en el interior de la caja para saber, en cuestión de minutos, y mediante la inteligencia artificial, si se padece cáncer. The Blue Box tiene unos sensores que son específicos para detectar una lista de ocho compuestos bioquímicos cuya presencia o ausencia en la orina puede asociarse al cáncer de mama. Aunque el dispositivo aún está en desarrollo y habrá que esperar entre tres y cinco años para su comercialización, podría marcar un hito en la lucha contra la enfermedad.
Conocer bien la enfermedad, los tratamientos y sus posibles efectos secundarios es muy importante. Por ello, hay que ponerse en manos de buenos profesionales, que puedan aconsejarte, guiarte y explicarte bien todas las opciones disponibles. A la hora de afrontar un diagnóstico de cáncer, tener confianza en tu doctor y en su equipo es esencial. Además, la web de la AECC (www.aecc.es) y el teléfono gratuito Infocáncer(900 100 036), activo durante las 24 horas del día, ofrecen información, atención y apoyo.