Para lucir una piel radiante, un cabello fuerte y brillante y unas uñas sanas y resistentes es imprescindible seguir unos hábitos de vida saludables. Seguir una dieta equilibrada, realizar actividad física y evitar el estrés son acciones determinantes para conseguir nuestro mejor aspecto.
Nuestro estado de salud determina, en gran medida, nuestro aspecto exterior. Las personas sanas, no fumadoras, que practican deporte, siguen una dieta equilibrada y gestionan correctamente sus emociones negativas suelen tener una apariencia más saludable, una belleza más natural y un físico menos envejecido que las que siguen hábitos de vida poco aconsejables.
El papel de la alimentación
La alimentación es la base de nuestra salud. Debemos comer todo tipo de alimentos, pero en las cantidades que los nutricionistas recomiendan. Basar la dieta en productos precocinados y en alimentos ricos en grasas saturadas, azúcares y sal (en detrimento de alimentos saludables como las frutas, las legumbres, las verduras o el pescado), además de repercutir negativamente en nuestro estado de salud, puede deteriorar nuestra piel y cabello.
Las vitaminas C y E también son antioxidantes. La primera (contenida en fresas, naranjas, limones, etc.), además, interviene en la producción del colágeno, sustancia fundamental para la firmeza y tersura del cutis. La vitamina E (cereales integrales, legumbres, aceites vegetales, etc.), además de luchar contra el envejecimiento, favorece la regeneración y cicatrización de la piel. También es importante asegurar la ingesta de vitaminas del grupo B (imprescindibles para la salud de los tejidos y de la mucosa), de azufre (para prevenir la dermatitis) y de selenio (para mantener la elasticidad de los tejidos).
Beneficios del ejercicio físico
La lista de beneficios asociados a la realización de actividad física de forma habitual es interminable. Y es que a los efectos positivos para la salud (mejora del sistema cardiovascular y de la capacidad respiratoria, aumento de la masa muscular, etc.) hay que sumarle los efectos sobre la autoestima (nos hace ganar confianza y seguridad), las habilidades mentales (favorece la concentración) y la tolerancia al estrés.
Además, hacer ejercicio regularmente también es positivo para la piel: al realizar un esfuerzo hay que respirar con mayor frecuencia, lo que provoca que llegue más oxígeno a la sangre y a las células. Esto hace que mejore la microcirculación de la piel y que esta envejezca a menor velocidad. Además, al hacer ejercicio sudamos, se abren los poros y se eliminan toxinas (por eso notamos que tenemos la piel mucho más suave y tersa tras practicar deporte).
Buen estado de ánimo
Presentar una actitud positiva ante la vida, aprender a disfrutar de los pequeños placeres y reír a menudo, según varios estudios psicodermatológicos, puede ayudar a mejorar nuestro estado de salud y nuestro aspecto.
Por el contrario, ser pesimista, dejarse vencer por el estrés o ser infeliz puede deteriorar nuestra piel y hacerla propensa a sufrir afecciones como dermatitis, rojeces o acné. Además, las personas con estados de ánimo depresivos suelen presentar las facciones más marcadas, arrugas más profundas y una falta notable de luminosidad cutánea. También el pelo puede resentirse de los sentimientos negativos, como la tristeza, la soledad o la ansiedad. Un claro ejemplo es la debilidad y caída del cabello a causa del estrés y de los nervios. ¿A qué esperas para empezar a cuidarte desde el interior?