Tomar la decisión de someterse a un procedimiento estético que requiera pasar por quirófano, aunque sea de forma ambulatoria, siempre suscita ciertas dudas. Por eso, aquí te explicamos en qué consiste la otoplastia y qué debes tener en cuenta a la hora de someterte a esta técnica quirúrgica.
Antes de nada, ¿qué es la otoplastia?
Si estás leyendo este texto, seguramente sea porque te acompleja el aspecto de tus orejas y has decidido informarte sobre los procedimientos a tu alcance para acabar con este problema.
La otoplastia es una técnica que se utiliza para mejorar la posición y el tamaño de las orejas, y es un procedimiento quirúrgico que se realiza tanto en niños como en adultos. La intervención, que se usa principalmente para corregir las orejas que están muy separadas de la cabeza o que son muy prominentes, soluciona un problema estético que, para muchas personas, puede ser el origen de problemas psicológicos como inseguridad o falta de autoestima.
Los candidatos ideales
¿Es la otoplastia tu mejor opción? Si el aspecto de tus orejas realmente te preocupa, no dudes en consultar tu caso con un profesional de medicina estética. Él te aconsejará sobre qué procedimiento seguir y te explicará en qué consistirá el proceso.
Según una encuesta realizada a cirujanos plásticos miembros de la SECPRE (Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética), el complejo de orejas de soplillo es mayor en varones, ocupando el quinto lugar en el ranking de operaciones estéticas a las que se someten los hombres con mayor frecuencia. Aun así, es una intervención quirúrgica que también se hacen habitualmente muchas mujeres.
La otoplastia se puede realizar a cualquier persona que tenga más de cuatro – seis años, pues es la edad en la cual las orejas se han acabado de desarrollar. No obstante, es recomendable esperar hasta los ocho años, porque en ese momento los niños ya son capaces de comunicar sus sentimientos y pueden mostrarse de acuerdo o no con la decisión de someterse a esta operación quirúrgica. En este sentido, es importante que la persona que decida hacerse la intervención lo haga porque realmente lo desea y, en ningún caso, para cumplir los deseos de otra persona.
La intervención
La otoplastia armoniza y recupera la simetría de los rasgos faciales. Es una cirugía sencilla, rápida y que se realiza con anestesia. La intervención suele durar entre 60 y 120 minutos. Además, los resultados son permanentes e inmediatos.
Se trata de una opción con un riesgo pequeño si se compara con los beneficios estéticos –y psicológicos, cuando soluciona un problema de autoestima– que se consiguen.
Existen diferentes técnicas para corregir el aspecto de las orejas. Algunas se sirven de dispositivos externos que doblan el cartílago y que hacen posible mejorar el aspecto sin pasar por quirófano. No obstante, no siempre consiguen los mejores resultados, ya que presentan bastantes limitaciones y pueden dejar irregularidades.
Con la otoplastia, en cambio, lo que se consigue en un resultado duradero y visible desde el primer momento.
Estos son los pasos que los especialistas suelen practicar cuando realizan esta operación:
El posoperatorio
La persona deberá llevar un vendaje durante tres o cuatro días. Y es posible que el médico indique utilizar durante dos o tres semanas una faja o una banda para la cabeza, con el objetivo de que la zona cicatrice adecuadamente.
Generalmente, el paciente puede volver a casa el día después de la intervención y reincorporarse al trabajo tras unos cinco días. Es normal sentir un poco de dolor e incomodidad después de la operación, pero esta sensación se puede controlar fácilmente mediante analgésicos.
El día a día tras una otoplastia
Estos son algunos de los consejos que deberías aplicar en tu vida cotidiana durante las primeras semanas después de la intervención quirúrgica:
La otoplastia es una solución rápida, efectiva y permanente. Si deseas más información sobre la intervención y sus beneficios, consulta a un especialista médico. Recuerda que es esencial ponerse en manos de profesionales.