Para valorar la prótesis ideal para cada paciente, se tienen en cuenta múltiples parámetros como la forma del cuerpo, la anchura del tórax o la posición de la mama. Además, el cirujano plástico también tiene que evaluar la elasticidad de la piel y la consistencia de la glándula mamaria.
Los implantes mamarios utilizados en la cirugía de aumento de pecho pueden ser rellenos con solución salina o rellenos de gel de silicona, ambos tienen una cubierta exterior de silicona y varían en medida, grosor de la cubierta y textura de la superficie de la cubierta y la forma, que es el que le que confiere el contorno.
El tipo y el tamaño del implante, y la cirugía para colocarlo pueden afectar: al dolor postoperatorio, a la apariencia de la mama, el riesgo de ruptura o filtración del implante en el futuro o las mamografías posteriores a la operación.
Para insertar la prótesis mamaria, el cirujano plástico realizará una sola incisión en uno de estos tres lugares:
Este tipo de intervención está indicada para:
La paciente debe ser consciente de sus expectativas y saber que un aumento de senos puede cambiar el tamaño y la forma de sus mamas. No obstante, esta cirugía plástica mejorará, en la gran mayoría de casos, la imagen corporal y la autoestima de todas las pacientes.
Antes de llevar a cabo una mamoplastia de aumento, es necesario efectuar unas sencillas pruebas preoperatorias para mayor seguridad. Estas pruebas consisten en una analítica de sangre con coagulación, un electrocardiograma, y Rx tórax. Además, se hará una consulta con el médico anestesista.
Por otro lado, la paciente tendrá que dejar de fumar con bastante antelación y suspender toda medicación que afecte el sangrado o a la coagulación.
Habitualmente, se estudia la zona a intervenir y para estar a punto para la operación, se recomienda hacer unas sesiones de preparación de los tejidos y de drenaje totalmente personalizadas en función de cada paciente. Esto nos ayudará para una recuperación más rápida
La mamoplàstia de aumento es un tratamiento de cirugía plástica que requiere ciertas curas por parte de la paciente. Se recomienda evitar las actividades extenuantes o de mucho de esfuerzo; es decir, cualquier cosa que pueda aumentar las pulsaciones o la presión arterial, durante al menos dos semanas.
Aun así, las mamas operadas pueden hacer daño las dos primeras semanas. Para mitigar este malestar, es habitual prescribir un antibiótico, un analgésico o un antiinflamatorio. También es común tener una sensación de ardor, o cambio en la sensibilidad, en los pezones durante estos primeros quince días. Al cabo de varios meses, la mayoría de las pacientes tienen una sensibilidad normal.
El vendaje se retira el día siguiente a la intervención y se sustituye por un sujetador especial que se tiene que llevar durante un mes las 24 horas del día y que solo se retira para la ducha diaria. Los puntos se suelen retirar entre los días 7 y 14.
Una vez el equipo médico dé el visto bueno, se recomendará sesiones de drenajes para mejorar la recuperación de la zona intervenida.
Los cambios en los senos son visibles desde el primer día, pero mejoran, progresivamente, después del periodo de cicatrización y cuando desaparece totalmente la inflamación.
Todos los tratamientos e intervenciones son absolutamente personalizados, los datos que damos sobre tiempo de la intervención y recuperación son aproximados, ay que cada persona presenta diferentes respuestas en la cicatrización.