Después de una mastectomía; es decir, la extirpación completa de la glándula mamaria; o de una tumorectomía, la extirpación parcial de la glándula mamaria por un proceso oncológico, es habitual que queden secuelas que se pueden mejorar con diferentes técnicas quirúrgicas.
Una de ellas es la reconstrucción mamaria, que tiene como objetivo crear un pecho de aspecto natural similar al que la mujer lucía antes de las operaciones o tratamientos médicos. Gracias a esta cirugía mamaria, se elimina la necesidad de utilizar una prótesis de relleno, lo cual permite vestir prendas de ropa que no serían posibles sin la reconstrucción.
Si la paciente lo desea, además, se puede simetrizar la mama contralateral, reconstruir la areola y el pezón. Normalmente, este procedimiento se realiza mediante micropigmentación paramédica para definir el área oscura de la piel que rodea el pezón.
La reconstrucción de la mama comporta habitualmente más de una operación. El primer paso es recrear la forma de la mama. Esto se puede realizar en el mismo momento que se realiza la mastectomía o más adelante. Toda esta intervención se lleva a cabo mediante anestesia general, para evitar que la paciente sienta ningún dolor durante la cirugía. Para los procedimientos de seguimiento y de retoques, en algunas ocasiones, solo se requiere anestesia local.
Este tipo de cirugía plástica, a menudo, deja cicatrices. En gran parte de las ocasiones, suelen desaparecer con el paso del tiempo. Las técnicas más nuevas en cuanto a esta cirugía mamaria también han reducido la cantidad (y aspecto) de cicatrices resultantes de la intervención. De todas maneras, es importante que la paciente sea consciente que pueden verse y no desaparecer.
También es importante que el cirujano plástico explique, antes de la intervención, que lo reconstruido no será una copia o un sustituto perfecto del pecho natural. Será muy similar. Además, si se utiliza tejido natural de la mujer como parte de la reconstrucción –normalmente del vientre, espalda, o glúteos-, estas zonas del cuerpo también lucirán diferentes después de la cirugía.
El cirujano plástico describe a las pacientes las diferentes opciones quirúrgicas y las ventajas y las desventajas de la reconstrucción basada en un implante. El tipo de constitución, el estado de salud y el tratamiento oncológico de cada paciente se tienen en cuenta para elegir la clase de reconstrucción mamaria más adecuada para cada una.
Para preparar la intervención se requiere analítica general con pruebas de cogaulación, ECG y Rx tórax. Generalmente son intervenciones con anestesia general. Es necesaria una visita con un anestesista.
Después de un análisis y diagnóstico personalizado, y antes de fijar el día de la cirugía, el especialista plástico tiene que tener en cuenta las enfermedades o medicamentos que toma la paciente. Así mismo, como en toda intervención quirúrgica, se requiere un examen preoperatorio de la persona para detectar cualquier posible anomalía que pudiera contraindicar la operación. En este sentido, se realizarán pruebas complementarias como un electrocardiograma, una radiografía del tórax o analíticas de sangre para mayor seguridad.
Finalmente, si la paciente es fumadora, se le recomendará abandonar este hábito mínimo diez días antes de la reconstrucción mamaria. El tabaco dificulta cualquier cirugía y empeora el proceso posterior de cicatrización.
Es normal que semanas después de esta cirugía plástica, la paciente se note cansada o tenga inflamada la zona del pecho. Es probable notar dolor entre una y dos semanas después de la intervención. Para paliar estos malestares, el médico suele administrar fármacos para controlar el dolor y otras molestias.
En términos generales, será necesario un período de recuperación de entre 7 y 15 días. Puede aparecer una discreta inflamación en la zona de la intervención, que desaparece con el paso de los días.
Dependiendo de la clase de cirugía que se haya llevado a cabo para la reconstrucción mamaria, la paciente abandonará el hospital entre uno y seis días después. Aunque le den el alta, es posible que vuelva a casa con uno o más drenajes.
El cirujano plástico aconseja que, para ayudar a cicatrizar correctamente, durante las primeras semanas se evite levantar peso y objetos sobre el nivel de la cabeza. Tampoco son recomendables, después de la operación, las actividades físicas de alto impacto.
La paciente puede tardar hasta un año en sentirse totalmente recuperada. Además, al cabo de doce meses se tiene que hacer un seguimiento del aspecto de los nuevos senos con el cirujano plástico, si no ha habido ninguna molestia anteriormente.
Todos los tratamientos e intervenciones son absolutamente personalizados, los datos que damos sobre tiempo de la intervención y recuperación son aproximados, ya que cada persona presenta diferentes respuestas en la cicatrización.