El tratamiento con plasma consigue un rejuvenecimiento facial con gran precisión y es apto, además, para todo tipo de piel. Hace años que se utiliza para renovar, hidratar y nutrir la piel. Una correcta evaluación por parte de un profesional experto, junto con las necesidades del paciente, definirán el mejor tratamiento para cada persona.
Es a partir de la propia sangre del paciente que se obtiene un plasma con textura de gel que es utilizado para llenar las líneas de expresión, por ejemplo; y un plasma con una textura más ligera que ayuda a regenerar los tejidos cutáneos y a la renovación celular. Ambos son totalmente compatibles con el organismo.
Los distintos tipos de tratamientos con PRP garantizan unos resultados espectaculares sin necesidad de cirugía. La recuperación es rápida y sencilla. Es recomendable que empiecen a realizarse de forma preventiva antes de las primeras señales evidentes de envejecimiento.
Este tipo de tratamientos se realizan en un centro de medicina estética con el médico y la asistencia de la enfermera.
Se puede realizar un tratamiento o combinarlo con otras técnicas quirúrgicas –como el lifting facial o la blefaroplastia– o no quirúrgicas, como la toxina botulínica y el peeling.
Normalmente, son necesarias entre 3-5 sesiones para obtener unos resultados adecuados, siempre en función de la zona a tratar.
Todos los tratamientos son personalizados, los datos que damos sobre número de sesiones, tiempos de duración de la sesión y tiempo de recuperación son aproximados, puesto que cada persona presenta diferentes respuestas a los tratamientos.
Efectos secundarios: Toda la información en el siguiente enlace.