Normalmente, estos problemas tienen un origen genético, al cual se suma el paso del tiempo y la fuerza de gravedad, que actúan sobre el rostro. Los pacientes con estas bolsas o exceso de piel, presentan un aspecto poco estético y envejecido que los suele incomodar. Gracias a este tipo de operación de medicina estética pueden mejorar su presencia y autoestima, obteniendo una mirada más joven.
La blefaroplastia es una opción perfecta para personas que presentan:
Para corregir los problemas estéticos que ocasionan los excesos de piel en los párpados, se aplican incisiones en los pliegos naturales de la piel. Así se puede eliminar de manera sencilla el exceso de tejido en esta zona. Para los cirujanos plásticos es un procedimiento muy sencillo y la gran ventaja para los pacientes es que no quedan marcas ni cicatrices visibles. Para tratar las bolsas adiposas, el trabajo del cirujano plástico se centra en la eliminación del exceso de grasa. En esta ocasión, se efectuará incisiones en la superficie de la piel. En estos casos, los mejores resultados se obtienen por la vía transconjuntival. Es decir, el profesional médico accederá a la membrana conjuntiva y hará una incisión para extraer la grasa sobrante. Este procedimiento tampoco deja ningún tipo de cicatriz visible en el paciente.
Al eliminar por completo las bolsas de los párpados, los pacientes mejoran la capacidad visual, mejoran su apariencia (tanto la mirada como la globalidad de su rostro), y recuperan la seguridad en sí mismos.
Es una intervención que pasa desapercibida en el entorno del paciente, puesto que la cicatriz queda oculta por el palpebral superior.
La blefaroplastia puede realizarse al mismo tiempo que se llevan a cabo otras intervenciones como un estiramiento facial o un rejuvenecimiento cutáneo.
Se llevará a cabo una evaluación médica completa para asegurarse que el paciente esté en condiciones de someterse a la cirugía. Esto puede incluir pruebas de laboratorio, electrocardiogramas y otros exámenes según la edad y el estado de salud del paciente. Se revisará el historial médico del paciente, prestando atención a enfermedades preexistentes, alergias, medicamentos actuales y pasados, y cualquier cirugía previa.
Habitualmente se pide a los pacientes dejar de fumar al menos varias semanas antes de la cirugía, puesto que fumar puede afectar la cicatrización. Además, algunos medicamentos y suplementos pueden aumentar el riesgo de complicaciones, por lo cual el cirujano puede recomendar suspender ciertos medicamentos antes del procedimiento.
Se discutirá el tipo de anestesia que se utilizará durante la blefaroplastia. Puede ser anestesia local, o sedación intravenosa o anestesia general, dependiendo del paciente.
Después de finalizar la cirugía de blefaroplastia, los pacientes tendrán que hacer reposo en su domicilio durante los primeros días. El paciente podrá retomar sus actividades con normalidad después de unos 4 días de descanso, obteniendo el aspecto definitivo a partir de la segunda semana.
Las molestias provocadas por la blefaroplastia dependen de cada paciente. Es normal que, después de la intervención, el paciente sienta:
No obstante, estos síntomas suelen ser atenuados con analgésicos y antiinflamatorios recetados por el cirujano a cargo.
Además, se recomienda seguir estos consejos:
Una vez el equipo médico dé el visto bueno, se recomendará sesiones de drenajes para mejorar la recuperación de la zona intervenida.
Todos los tratamientos e intervenciones son absolutamente personalizados, los datos que damos sobre tiempos de la intervención y recuperación son aproximados, puesto que cada persona presenta diferentes respuestas en la cicatrización.
Efectos secundarios: Toda la información en el siguiente enlace.