Uno de los procedimientos estéticos con mayor demanda es la blefaroplastia, también conocida como lífting de los párpados. Se trata de una técnica mediante la cual se solucionan los molestos problemas de párpados caídos y de exceso de piel y grasa en la zona de la mirada.
Es una intervención muy habitual entre personas mayores, pero también entre jóvenes que no se sienten cómodos con la expresión facial que crean sus párpados. Y es que esta pequeña parte del cuerpo puede ser la responsable de dar un aspecto de cansancio o tristeza a nuestro rostro. Además, la blefaroplastia está indicada en personas que, por diversas causas, tengan un párpado que no se abre con normalidad y que, como consecuencia, además de la afectación estética, pueden sufrir problemas de visión.
¿En qué consiste la blefaroplastia?
Se trata de un procedimiento estético para rejuvenecer la mirada y hacerla más atractiva y saludable. Se utiliza para mejorar el aspecto de los párpados, gracias a la eliminación de los excesos de piel y a la extracción de la grasa de esa zona.
Tradicionalmente, la blefaroplastia se realizaba siempre mediante una operación quirúrgica, pero los últimos avances en medicina estética han permitido crear técnicas que utilizan una aparatología que posibilita retocar los párpados eficazmente y de forma mínimamente invasiva.
Blefaroplastia quirúrgica: resultados naturales
El tiempo estimado en realizar la blefaroplastia que se practica en el quirófano es de entre una y dos horas, en función de la zona que deba tratarse. Es un tipo de intervención que se realiza con anestesia general y que suele requerir una posterior hospitalización, generalmente, de 24 horas.
La recuperación del paciente será completa dos semanas después de la intervención, pero los resultados del tratamiento son visibles de forma inmediata y los efectos son muy duraderos.
En el caso de operar los párpados superiores e inferiores, el cirujano plástico suele empezar por los superiores. Su objetivo es extirpar el exceso de piel y grasa y tensar el músculo ocular. Además, recolocará el párpado inferior para disminuir su laxitud.
Para una completa recuperación
¿Qué podemos hacer para agilizar el proceso de recuperación, después de una blefaroplastia?
La blefaroplastia sin pasar por el quirófano
Hasta hace poco, la blefaroplastia consistía únicamente en una intervención quirúrgica hecha con bisturí. Hoy en día, existen otros tratamientos innovadores, indoloros y ambulatorios que consiguen que la piel del párpado se retraiga sin necesidad de someterse a una cirugía.
Estos procesos se practican en entre una y tres sesiones, dependiendo de lo que considere necesario el médico al valorar cada caso particular. El tratamiento se realiza con plasma láser, que devuelve a la persona una mirada mucho más expresiva. Es una técnica rápida y simple, ya que dura entre 60 y 90 minutos y se realiza en la misma consulta, con anestesia local.
La zona tratada se encontrará ligeramente inflamada cuando el paciente abandone la consulta, y puede que aparezcan unas pequeñas costras milimétricas, que caerán a lo largo de los siguientes días. Los resultados conseguidos con este tipo de blefaroplastia también son duraderos y proporcionan un aspecto natural al rostro. Además, al no ser una técnica invasiva, se produce una menor inflamación de la zona y no queda prácticamente rastro de hematomas postquirúrgicos. En este caso, la recuperación es casi inmediata.
¿Puedo someterme a una blefaroplastia?
Muchas personas, tanto hombres como mujeres, acuden a la consulta por tener párpados caídos, bolsas o patas de gallo. La blefaroplastia está indicada para practicarla a cualquier persona que cuente con una buena salud y que quiera mejorar su aspecto facial, así como recuperar la funcionalidad de sus párpados.
Aunque hay casos de todo tipo, la blefaroplastia suele ser un tratamiento habitual a partir de los 35 o 40 años, que es cuando empiezan a aparecer los signos del envejecimiento cutáneo y la mirada puede perder vitalidad.
Aunque, en general, las blefaroplastias son técnicas seguras y no tienen que generar problemas asociados, siempre es recomendable consultar al oftalmólogo antes de someterse a un tratamiento de este tipo para descartar complicaciones. Esto es especialmente aconsejable en personas que tengan la presión arterial alta, que sufran de tiroides, que tengan problemas en el lagrimal, diabéticas o con enfermedades cardiovasculares. En el caso de la blefaroplastia quirúrgica, antes de someterse a la operación será necesario realizar una analítica general con pruebas de coagulación, electrocardiograma (ECG) y radiografía del tórax. A la hora de decidir qué opción es mejor, si la blefaroplastia quirúrgica o la blefaroplastia con plasma láser, el médico especialista tendrá en cuenta diversos factores y recomendará la mejor opción para conseguir los resultados deseados con garantías.