Con el paso de los años, la piel de los brazos cambia, se vuelve más flácida, se afloja y cae. Si bien el ejercicio físico puede fortalecer y mejorar el tono muscular de los brazos, no siempre puede solucionar el problema del exceso de piel que ha perdido elasticidad.
La braquioplastia (también denominada estiramiento de brazos o lifting de brazos) es un procedimiento con el cual es posible mejorar la imagen estética de la parte inferior de los brazos. La técnica remueve la piel y la grasa excedente entre la axila y el codo y la coloca en una nueva posición para crear un aspecto más firme, terso y tonificado.
¿En qué consiste la braquioplastia?
La braquioplastia es una cirugía que consiste en hacer una incisión en la cara interna de la parte superior del brazo con el objetivo de eliminar la piel sobrante. En los casos más graves, se puede necesitar incluso un corte desde la axila hasta el codo, siempre por la cara interna del brazo, para que resulte lo menos visible posible.
La operación quirúrgica tiene varias modalidades, las cuales se diferencian según el tipo de incisión que se aplique. A su vez, la selección del tipo de incisión depende de la cantidad de exceso de piel y grasa acumulada que presente el paciente en cuestión.
A través de la incisión, se extirpa el exceso de piel.
Para que los resultados sean aún más sorprendentes, la cirugía, que dura aproximadamente unas dos horas, también puede combinarse con otras técnicas, como la liposucción, para eliminar la grasa y facilitar la tracción de la piel.
Por otro lado, la operación casi siempre se lleva a cabo bajo anestesia general, por lo que es necesaria la visita con un anestesista. Aunque es una práctica quirúrgica prácticamente sin riesgos, el paciente tendrá que hacer 24 horas de estancia hospitalaria.
El preoperatorio
Antes de someterse a una braquioplastia, hay que valorar el aspecto de la piel (si presenta mucha laxitud y la piel no se retrae bien, es posible que no se obtengan buenos resultados), el exceso de grasa y el estado general del paciente por lo que respecta a las enfermedades que ha sufrido, la medicación que toma, las posibles alergias, si ha tenido alguna intervención previa, si fuma…
También será necesaria una analítica general con pruebas de coagulación, una radiografía del tórax, un electrocardiograma, la suspensión de los anticoagulantes unos diez días antes de la intervención y la abstención al tabaco por lo menos en las tres semanas previas a la operación.
La braquioplastia es una cirugía altamente segura y no presenta ninguna contraindicación específica. Tan solo hay que considerar las personas con problemas de cicatrización.
Por otro lado, es importante que tanto en la primera visita como en las siguientes el paciente comunique al especialista lo que desea obtener de la cirugía y que le haga las preguntas que tenga en mente para resolver todas las dudas antes de la operación.
Después de la operación
Durante los primeros días del posoperatorio, el paciente notará más sensibilidad e hinchazón en los brazos, que revertirán con el tiempo. También deberá permanecer unos días en reposo (aunque no absoluto) y llevar un vendaje hasta que los especialistas indiquen lo contrario. Además, tendrá que tener en cuenta algunas cuestiones:
Los brazos suelen ser una parte olvidada de nuestro cuerpo hasta que empiezan a mostrar cúmulos de grasa o signos de flacidez, que llevan al antiestético descolgamiento de los tejidos. Con la braquioplastia volverás a tener unos brazos estilizados y armónicos con el cuerpo. Si tienes cualquier duda sobre el lifting de brazos, no dudes en consultar con un médico especialista.