El peeling facial es un tratamiento estético que consiste en la exfoliación de las capas superficiales de la piel. Con él, se consigue su renovación, hidratar el cutis y mejorar las posibles manchas que presente el rostro. También minimiza las arrugas, el acné y la flacidez cutáneas. En general, la piel mejora su consistencia y su color se vuelve más uniforme.
El peeling está especialmente indicado en los siguientes casos:
El peeling es uno de los tratamientos de belleza (y también de salud) más eficaces y demandados actualmente. Sus resultados son extraordinarios, especialmente en lo que se refiere al tratamiento de arrugas, cicatrices y manchas.
El peeling facial suele llevarse a cabo en unos 30 minutos y, en general, es poco molesto.
Generalmente, el paciente que se somete a peeling nota una ligera sensación de picor o quemazón, y puede experimentar un enrojecimiento de la zona tratada que, a los pocos minutos, va desapareciendo. A menudo, tras la exfoliación se aplica una mascarilla hidratante.
El peeling es un tratamiento que se realiza en cabina y no requiere hospitalización, por lo que no es necesaria una preparación previa complicada. Esta dependerá, en gran parte, del tipo de peeling facial que se vaya a realizar y de las características de la piel a tratar: en ocasiones, si así lo considera adecuado el especialista, la persona deberá prepararse la piel previamente con un tratamiento a base de cremas específicas.
El tipo de piel y su estado van a condicionar la frecuencia de exfoliación y el tipo de exfoliante que habrá que utilizar. Por ejemplo, para pieles secas, a menudo se recomienda un peeling químico suave o enzimático una vez cada 20 días. Por regla general el médico decidirá el número de sesiones necesarias para conseguir los resultados deseados.
La exfoliación se consigue mediante el uso de agentes químicos como el ácido retinoico, el ácido salicílico, ácido tricloroacético (TCA), glicólico, mandélico …, que provocan una destrucción limitada y controlada de las células presentes en las capas más superficiales. Es decir, esos químicos se aplican sobre la piel para que se desprenda y se renueve sin marcas ni lesiones. En función de la sustancia que se use y el número de capas del producto que se apliquen, el peeling facial será más superficial o más profundo.
Los tratamientos más superficiales afectan la epidermis; los medianos llegan a la dermis superficial, y, finalmente, los peelings profundos alcanzan la capa más interior de la dermis.
El peeling facial es un tratamiento válido para cualquier persona, siempre y cuando no tenga la piel alterada o sensibilizada. Eso sí, si se opta por el peeling como tratamiento para algún problema dermatológico, es esencial que sea realizado o supervisado por un profesional médico, que haga un seguimiento del tratamiento antes, durante y después del peeling.
Es posible que, tras someterse a un peeling, la piel sufra una fina descamación, dependiendo del producto utilizado y de su profundidad de acción. Aunque este efecto suele desaparecer con el paso de los primeros días.
Se aconseja no salir de casa sin aplicarse una protección solar alta que evite quemaduras o híperpigmentaciones.
Además de evitar en todo momento la exposición solar directa, es recomendable aplicarse dermocosméticos que ayuden a la reepitelización; es decir, a la recuperación de los tejidos y a la hidratación de la piel. Una vez que la piel esté reparada, se puede reanudar la aplicación de las cremas habituales (antiedad, antiarrugas, antimanchas…) para aumentar los efectos del peeling.
Los primeros días tras el peeling se deben seguir estas recomendaciones y buenos hábitos:
Los peelings faciales antiedad consiguen unos resultados asombrosos. En la mayoría de casos, la mejora completa es visible a los 10 días. El paciente luce una piel más hidratada, tersa y mucho más luminosa. Este tipo de peeling consigue minimizar las arrugas finas y los poros dilatados que causan imperfecciones en el rostro, así como las manchas o híperpigmentaciones. Además, entre los beneficios de este tratamiento, también destaca que se corrigen las secuelas del acné y las cicatrices.
Todo ello se debe, principalmente, a que la exfoliación acelera el proceso de regeneración de la piel, facilitando el recambio celular. También es perfecta para la eliminación de células muertas y para potenciar la eficacia de cualquier tratamiento posterior.
Los efectos de un peeling son bastante duraderos, aunque se recomienda siempre ir haciendo sesiones de recuerdo que mantengan la piel en el mejor estado posible.
Dr. Isidre Martí
Director Médico Clínica Estética