Las mejores candidatas para una liposucción son personas sanas, con un peso normal y excesos localizados de grasa. También es importante de cara a obtener un buen resultado que la piel sea firme y elástica. En el supuesto de que la piel sea delgada y muestre poca elasticidad, la piel de las áreas tratadas se puede ver floja y pueden quedar colgantes.
La liposucción no es un tratamiento contra la obesidad, sino una técnica para modelar el cuerpo.
Esta intervención quirúrgica puede aplicarse en diferentes zonas del cuerpo como el abdomen, las nalgas, las caderas, los brazos, las mamas, las rodillas o los tobillos.
Como en todo procedimiento quirúrgico, es necesario la realización de un examen médico previo para detectar cualquier posible anomalía que contraindique la intervención. Además, el cirujano plástico informará al paciente de cuáles son las zonas a tratar, y se dejarán claras las expectativas.
Las principales pruebas son: analítica de sangre, ecografía, electrocardiograma, análisis de orina, pruebas de función hepática y renal. Hará falta una visita con el anestesista.
Puede realizarse en régimen de cirugía mayor ambulatoria. Dependerá de las zonas a tratar y puede llegar a ser necesaria un ingreso de 24 horas.
En el supuesto de que el paciente sea fumador, tendrá que evitar el tabaco durante al menos dos semanas tanto antes como después de la operación, puesto que el tabaco provoca una mala cicatrización en las operaciones.
Si el paciente toma cualquier tipo de medicación, tendrá que informar al cirujano antes de la operación. Habitualmente, se estudia la zona a intervenir y para estar a punto para la operación, se recomienda hacer unas sesiones de preparación de los tejidos y de drenaje totalmente personalizadas en función de cada paciente. Esto nos ayudará para una recuperación más rápida.
Será necesario llevar una faja de presoterapia para ayudar a la piel a adaptarse al nuevo contorno durante al menos un mes.
Es posible que, después de la operación, aparezcan pequeños hematomas, aunque estos desaparecerán alrededor de diez o quince días después de la liposucción.
La incorporación a la vida diaria se calcula entre cuatro y siete días después de la intervención, aunque se recomienda no hacer esfuerzos ni grandes ejercicios durante las dos primeras semanas.
Durante la primera semana no es posible bañarse. Es más recomendable realizar duchas rápidas de agua templada.
Es importante evitar el sol y los rayos UVA durante los dos primeros meses para que no se formen manchas oscuras en la piel.
Evitar utilizar la sauna hasta transcurridos tres meses desde la intervención para evitar un aumento de la inflamación.
Una vez el equipo médico dé el visto bueno, se recomendará sesiones de drenajes para mejorar la recuperación de la zona intervenida.
Es normal que la piel pierda firmeza con el paso de los años, pero los resultados de la liposucción son, generalmente, duraderos, siempre que la persona mantenga su peso. Si esta incrementa de peso después de una liposucción, la distribución de la grasa puede cambiar. Es decir, los resultados pueden ser permanentes, siempre que se sigan unos hábitos alimentarios sanos y se practique ejercicio con regularidad. Los resultados se tendrán que valorar al cabo de unos meses.
Todos los tratamientos e intervenciones son absolutamente personalizados, los datos que damos sobre tiempos de la intervención y recuperación son aproximadas, puesto que cada persona presenta diferentes respuestas en la cicatrización.