Las ondas de choque –ondas acústicas de pulso único– aportan muchos beneficios en el campo médico, pero también en el estético: reafirmación de la piel, tonificación y mejora, eliminación de la grasa, disminución de arrugas…
En un tratamiento con ondas de choque, se aplican dichas ondas acústicas, que se transmiten a través de unas vibraciones que impactan directamente sobre el tejido. Lo que hacen es romper los nódulos de grasa que originan, entre otras afecciones, la celulitis.
Habitualmente, esta técnica se utiliza para el tratamiento de zonas como abdomen, muslos, glúteos, brazos y piernas. El tratamiento está indicado para pacientes con una acumulación de grasa localizada y que presentan celulitis y/o piel de naranja, ya que el aspecto de la piel mejora visiblemente en muy pocas sesiones.
El uso de las ondas de choque en el campo de la estética es muy sencillo y no requiere una preparación previa. Después de realizar un diagnóstico y un estudio previo al paciente, se le hace un plan personalizado.
El tratamiento consiste en aplicar sobre la piel un gel conductor y, a continuación, las ondas de choque. El profesional adecua la forma de aplicación, potencia y vibración que provocan las ondas de choque para lograr los resultados esperados.
Se trata de un procedimiento muy corto y totalmente indoloro. El número de sesiones variará en función de la respuesta del tejido y la zona a tratar. Este tratamiento es mucho más efectivo si se combina con masajes anticelulíticos y aparatología, consiguiendo así unos resultados más rápidos.
Efectos secundarios: Toda la información en el siguiente enlace.