Tener los pezones invertidos puede derivar en problemas funcionales, como hacer imposible la lactancia materna, pero supone también un alto impacto estético. En algunos casos, esta problemática causa baja autoestima.
Los pezones invertidos son una anomalía más común de lo que se piensa. Un pezón normal debería sobresalir un centímetro de la aureola y medir aproximadamente un centímetro de ancho. Cuando no es así ni con el frío ni con la estimulación, por ejemplo, es cuando se da esta anomalía, que proyecta los pezones hacia adentro.
Las causas de los pezones invertidos son varias. Pueden ser un problema congénito debido a que los conductos del pezón son más cortos e impiden que sobresalgan, pero también pueden estar provocados por el envejecimiento o por una mastitis.
La operación de corrección de pezones invertidos, que se realiza bajo anestesia local, consiste en realizar una pequeña incisión en el borde de la aureola. El pezón se tira hacia arriba y se sutura en esa nueva posición. Así se consigue mejorar la apariencia del pezón.
Se trata, pues, de eliminar los conductos del pezón, que son los que causan su retracción. La cicatriz resultante es mínima y casi imperceptible, siendo los resultados permanentes y muy naturales. En la mayoría de casos, mejora la sensibilidad del pezón, aunque es casi imposible una futura lactancia materna.
Todos los tratamientos e intervenciones son absolutamente personalizados, los datos que damos sobre tiempos de la intervención y recuperación son aproximadas, puesto que cada persona presenta diferentes respuestas en la cicatrización.