Los avances médicos han aumentado la esperanza de vida en el último siglo. Ahora, lo que se persigue es alargar la vejez sana y, también, llegar a esa etapa de la vida con el mejor aspecto posible.
Y es que algunas personas no se sienten a gusto con la edad que tienen. O, mejor dicho, con los efectos que la edad tiene sobre su cuerpo. La medicina antiedad puede ser un recurso para paliar este problema.
El envejecimiento es un proceso inevitable, pero se puede retardar. Más que eliminar las arrugas y tapar las canas, de lo que se trata es de alcanzar la longevidad de forma saludable, sin graves deterioros físicos o psicológicos. La denominada medicina antienvejecimiento constituye un sistema integral y preventivo destinado a retrasar la aparición o disminuir los efectos de las afecciones que aparecen con la edad. Propone la adopción de medidas saludables, tanto dietéticas como físicas y mentales, y aplica técnicas para retardar el proceso de envejecimiento.
¿Por qué envejecemos?
Aparte de los evidentes cambios en la apariencia física, envejecer implica una reducción de energía y de masa ósea y muscular, una disminución de la libido, el deterioro del sueño, así como de las funciones cerebrales y cognitivas.
En la última década, los científicos están investigando a fondo los mecanismos que provocan el envejecimiento, sobre todo factores como la acción de los radicales libres y la oxidación que provocan en las células.
La oxidación celular
El estrés, el tabaquismo, el consumo de alcohol, la contaminación, las radiaciones solares o una alimentación inadecuada aceleran la oxidación celular, principal causa del envejecimiento.
El objetivo de los tratamientos antiedad es contrarrestar esta oxidación celular, manteniendo el ritmo de reparación y renovación celular del organismo por encima del ritmo de su degradación. Por lo tanto, cuanto antes se inicie, más efectividad tendrá. Los expertos consideran que la edad adecuada para comenzar este tipo de tratamientos es a partir de los 35 años, porque es cuando nuestro organismo disminuye su ritmo de regeneración celular.
¿Cuál es tu edad biológica?
Los tratamientos de medicina antienvejecimiento son totalmente personalizados. El primer paso es determinar, mediante un examen, la edad biológica del paciente. Es decir, la edad que tiene realmente tu organismo y no la que marca tu carné de identidad. Personas de edad similar pueden tener grados de deterioro dispares según su estilo de vida, de ahí que los médicos realicen siempre un examen completo con el fin de conocer el daño biológico y fisiológico real que han sufrido las células del paciente.
Para ello, en las clínicas con unidades antienvejecimiento se realizan pruebas que valoran el estado físico, la capacidad pulmonar, la audición, la visión, la fuerza muscular, la memoria, la elasticidad, etc. Asimismo, también se valora el estado psíquico y neurológico y se estudian los antecedentes genéticos.
Después, llega el momento de realizar pruebas bioquímicas más específicas, para valorar los siguientes perfiles: cardiovascular, hepático, renal, de oxidación celular, inmunitario, hematológico y hormonal de la persona. Gracias a esta información, la medicina antiedad permite adelantarse al futuro y establecer las pautas para minimizar el riesgo de padecer dolencias como la arteriosclerosis o el infarto, en función de la predisposición genética de cada individuo.
Prolongar la salud y mejorar el aspecto
Con los resultados en mano, y descartadas las enfermedades que, de existir, deberían tratarse previamente, se comienza el tratamiento antiedad que el médico considere adecuado. Los pilares en los que se basa este tipo de medicina son:
- Ejercicio físico: Siempre debe de ser adaptado a cada persona, pues influyen de manera muy importante las condiciones físicas, la edad y el estado de salud del individuo. Practicado con moderación, el ejercicio previene dolencias como la osteoporosis, la obesidad, los problemas cardiovasculares, la hipertensión arterial o el estrés; aumenta la densidad ósea y evita la pérdida de masa muscular. Asimismo, el ejercicio tiene efectos psicológicos beneficiosos, ya que estimula la secreción de endorfinas, unas sustancias que aumentan la sensación de bienestar. También puede ayudar a paliar molestias, mejorar la movilidad y conseguir un mejor aspecto.
- Dieta: Es importante seguir una dieta mediterránea equilibrada, baja en grasas y rica en frutas y verduras. Una prueba clara de los beneficios de la dieta mediterránea es que la esperanza de vida en países como España, Grecia o Italia supera los 75 años. Algunos alimentos son especialmente recomendables en las terapias antiedad por su alto contenido en antioxidantes y flavonoides.
- Suplementos nutricionales: Puede ser necesaria la utilización, más que de medicamentos, de suplementos nutricionales: vitaminas, minerales, oligoelementos, aminoácidos, sustancias antioxidantes que bloquearán la oxidación celular y neutralizarán la producción de radicales libres.
- Control del estrés: El estrés está relacionado estrechamente con las enfermedades cronicodegenerativas y con el envejecimiento. Es importante controlarlo y también dormir bien, con un sueño reparador. El primer paso para hacer frente al estrés es identificar los factores que lo producen y, a partir de ahí, relativizar su importancia ayudándose de técnicas que suavicen las tensiones. El optimismo, la motivación, las ganas de vivir ayudan a cumplir años con salud.
- Reemplazo hormonal: En determinadas edades, y solo si los análisis lo aconsejan, puede ser necesaria una reposición hormonal (como ocurre a veces en las mujeres durante la menopausia). Hormonas como la progesterona, testosterona o DHEA van declinando progresivamente, y su reducción se asocia con la aparición de ciertas patologías.
Todos estos tratamientos deben ser personalizados, por lo que será el médico especialista quien indicará en cada momento cuál seguir o si es necesario realizar cambios en las pautas señaladas.